Capítulo 21
«Cuéntame tu
historia.»
Quizás no lo hubiese notado, pero su semblante era
completamente diferente. Sus ojos se veían más cansados. Había ojeras bajo
ellos. Se veía más pálido. Se estaba consumiendo en el estado de ansiedad
injustificada causada por Joshua. ¿Por qué estaría corriendo tras cualquier
pista que le diesen? Había estado
haciendo unas averiguaciones con los amigos de él y ellos fueron los que lo
introdujeron para conocer a Maurice.
Estaba reconociendo que debería estar preocupado por haber
llegado a tal punto solo por alguien como ese personaje. No es que fuese a
ganar nada y no iba a lograr algo con eso, entonces ¿Qué era lo que lo motivaba
a seguir?
Pregunta sin respuesta.
Por otro lado, esperaba que Matthew, ya fuese otra
historia. Él sí debía saber algo. Ya era obvio para él que desde un comienzo
que no sabría qué hacer con esa información cuando la tuviese, tan sólo era sed
de conocimiento.
Había estado esperando ansiosamente, ese día de la semana
en que tenía clase con Matthew. Él tenía
la respuesta a todo. Cuando lo vio, la
sensación no fue de emoción, todo lo contrario, una masa nauseabunda se posó
sobre su pecho. No tardó en mucho identificar que era. Miedo. Estaba
aterrorizada de saber la verdad. Por sí misma daba la certeza de que era
implacable, intolerante y tirana, por
eso le temía. Ya no estaba tan seguro de querer saber, pero su terquedad no
cedía.
— Buenos días.
Elliot levantó los ojos cansados y sonrió. Respondió el
saludo y obvio olímpicamente todas las preguntas preocupadas por su estado. Matthew
no se veía mejor que él. También se veía
desgastado.
A veces se preguntaba para qué le fueron dados esos
sentimientos que solo destruían y corrompían el alma. Dios ya se había tomado
la ardua tarea de crear las guerras, como
para crear a seres con serviles emociones.
La clase transcurrió sin nada relevante que deba ser
contado. Elliot después de ello interceptó a Matthew y lo invitó a que se
tomaran algo. No era algo muy raro entre ellos tal cosa, pero esperaba que no
sospechara de su intensidad repentina.
Cuando estuvieron sentados con su respectiva bebida, Elliot evitó toda
posible dilación.
— Lamento haberte traído hasta aquí.
— No te preocupes ¿Qué sucedió?
— Bien… para ser sincero, hace algunos días tuvimos una
pelea Joshua y yo.
Matthew encanó sus cejas y ya se mostraba indispuesto a la
conversación. Elliot podía imaginarse por qué.
— Y durante esa pelea, bueno, me di cuenta de las
cicatrices de la mano izquierda que tenía. Yo lo que quería preguntarte era
¿sabes cómo se hizo esas cicatrices?
No hubo respuesta inmediata. Matthew se tomó un sorbo de su
jugo y parecía que meditaba sobre qué era lo que tenía que decir. Elliot
entendió ya con ello que era un tema delicado, algo grave debió ser.
— ¿Para qué quieres saber eso?
El tono frío e injustificadamente cortante, previno a
Elliot. Ese era un buen momento para retroceder y centrarse en sus cosas. No
había por qué hurgar en algo que a fin de cuentas no iba a cambiar nada de lo
que sentía con respecto a Joshua o a cambiar la situación actual.
— Me preocupé cuando lo vi así.
¡¿Qué clase de respuesta era esa?! Muy bien Elliot, haz
perdido el juicio, ahora ya puedes irte a botar de un puente, se recriminó
mentalmente.
— ¿No era que se odiaban?
— Se supone, o bien se supone que eso siente Joshua por mí,
pero yo… yo no lo odio.
— A Joshua no le gusta que se hable de ese tema. Por eso no
sé si debería decirte. Eso es algo que se supone que debería contarte él.
— Con la mano en el corazón ¿Crees que él me contaría algo?
— Buen punto, lo dudo mucho, pero no por eso debería ser yo
quien te cuente.
— No te pido que me cuentes todo con lujos de detalles,
pero si me gustaría saber por lo menos por qué pasó ese accidente o cómo fue.
El sorbo de jugo por parte de Matthew interrumpió el flujo
de ansiedad de Elliot. No quería contarle,
no sabía si Elliot era de fiar o qué haría con esa información. No
quería arrepentirse por esa decisión después.
— Lo único que puedo yo decirte es que eso fue un accidente
de hace 2 años. Fue una época un tanto dura para él y para todos en general.
— Ya veo… ¿Podría saber por qué fue dura esa época?
— Mira Elliot, tú me caes bien y me pareces una buena
persona, pero estas cosas dan una mala imagen de ti. Algo así como… una vieja
chismosa. Lamento la sinceridad, pero esa es la impresión que me da.
Los sonidos habían desfilado y uno por uno le había pegado
un puño en la cara a Elliot, por eso mismo se sonrojó al instante. Sintió
vergüenza de sí mismo. Estaba siendo deplorable, rastrero y en extremo
estúpido.
— Tienes razón, lamento mucho esto. Yo sólo estaba
preocupado, pero eso no justifica lo que estoy haciendo. Matthew, mira lo he
intentado todo lo que se me ha ocurrido para acercarme a Joshua. Por primera
vez en mucho tiempo, en verdad quiero ser amigo de alguien, pero él solo me
rechaza y lleva al extremo de lo que me queda de decencia.
Matthew se extrañó.
Conocía a Joshua y sabía que no era un hombre rencoroso o antisocial.
Para lo que le había contado, era para que su antiguo yo hubiese hecho borrón y
cuenta nueva. Quizás la relación con Elliot fuera más profunda de lo que él
creía.
— Eso si me deja intrigado ¿Sabes? Yo conozco a Joshua y ya
era para que fuera de lo más amigable contigo. No es una persona especialmente
arisca, por lo que el problema que tienen ustedes en clase, para él sólo
debería ser un juego. Si se lo está tomando tan enserio contra ti debió haber
pasado algo más ¿No?
—
Pues pasado cosas, han pasado. No voy a mentirte.
— Bien, ahí tienes tu respuesta. Joshua siempre trata de
evadir las personas que no lo dejan seguir con sus caprichos.
Esa frase había revelado más de lo que esperaba. Era tan
obvia que no la había visto con claridad.
— Tienes razón.
Sosegadamente el silencio, como un anciano que después de
mucho trabajo al fin puede sentarse y darse unos cuantos golpecitos en la
espalda, se asentó calmando las bocas laboriosas que removían viejas capaz de
polvo de los recuerdos. Elliot miraba su bebida y las pequeñas ondas que
chochaban entre sí cada vez que lo movía. Esa era una respuesta que antes no
tenía. Joshua solo era un niño caprichoso, incluso más que él. Le dio risa
después de darse cuenta de algo tan obvio.
— Creo que es mejor que trate de confrontarlo una vez más. Quizás así podamos llegar a algún acuerdo.
— Eso me parece bien Elliot. Quisiera hacerte una pregunta,
si no es mucho el atrevimiento.
— No hay problema, dime.
— ¿Qué pasó con Joshua?
— ¿A qué te refieres?
— ¿Por qué están peleando así?
Elliot tartamudeo unos cuantos sonidos que resultaron
molestos para Matthew. Para Matthew todo
esto le era como un déjà vu. El
hacerles la guerra a sus amigos, querer dejarlo de nuevo solo. Esta vez no
sería tan condescendiente de ser así. Ya no era el mismo Matthew que se iba a
dejar manipular por el miedo o por la tiranía, ya era lo suficientemente fuerte
como para hacerle frente.
— El problema ha
sido porque me he metido con los amigos de él y ellos al final prefirieron
estar conmigo.
— ¿Me estás diciendo la verdad Elliot?
— Sí, claro.
— Si Joshua te está molestando para que no te juntes
conmigo, no dudes en decírmelo. Él se pasa de la raya y si nadie lo detiene,
arrasa con lo que tiene al frente. Si soy sincero, esa parte de él es la que
más odio.
Los ojos de Elliot se abrieron a más no poder. Estaba en
shock. Matthew no sabía si se estaba dando cuenta de todo lo que estaba
diciendo, pero para sus oídos, era más de lo que había pedido en un principio.
Él pensaba que Matthew era inocente de
toda la actitud maniaca de Joshua, pero para su sorpresa ya estaba
bastante al tanto. Así que no sería nada nuevo si le contara que había
escondido su celular, quien sabe para qué cosas. Pero en él no estaba decir
eso. Callaría.
— No… no sabía que Joshua era así.
— Sí y es peor, te lo aseguro, por eso, no dudes en decirme
cualquier cosa que él te haga ¿Vale?
— Claro, lamento todas las molestias.
— Eso debería decirte yo. Lamento todos los problemas que
Joshua causa.
La conversación después de eso ya no tuvo relación con
Joshua. Fueron cosas más triviales, pero en la cabeza de Elliot las cosas
cambiaron de repente del foco desde las que estaba viendo. Joshua era una
incógnita y qué difícil es evitar querer responder a esas preguntas sin
respuesta.
Las certezas que le habían quedado después de esa
conversación no perdieron matiz hasta que se puso a plantearse realmente qué
era lo que le interesaba de toda esta historia tan complicada. Los seres
humanos traen consigo el dolor y la busca de la felicidad, por eso se vuelven
tan primitivos cuando no piensan, sino sienten. ¿Sería capaz de avanzar en ese mundo rustico
de Joshua? ¿Habría cabida para él?
Joshua, devuélveme la libertad que me quitaste, pensó.
***
Cada vez se reafirmaba más su sentido de carencia. Las
veces que creía que tenía algo, siempre era arrebatado. Eso ya estaba impreso
en su ser. Ahora de nuevo se quedaba solo. No podía caber más odio en su
corazón. Estaba de nuevo repitiendo la misma historia que lo llevó a cometer
estupideces que creyó que ya había superado. No podía contar con Matthew, ni
con Maurice, ni con sus amigos. Era retado de nuevo por la vida.
Estaba esperanzado en hacer atractiva su presencia de nuevo
para sus amigos. Él no era indeseable o en la medida de lo posible siempre era
capaz de influir en las otras personas para que fuera indispensable. Ahora
haría de cuenta que nunca vio tal escena en donde ellos prácticamente se
vendieron para estar con Elliot, quien sabe por qué razones. Tenía que sacar su
lado más amigable para asegurarse de nuevo un lugar.
Sus amigos lo recibieron cordialmente al entrar a clase.
Eso lo relajó y le permitió desenvolverse naturalmente. De nuevo sentía que
volvían a ser suyos y no de Elliot. Las conversaciones poco a poco se fueron
arrastrando al terreno baldío de la ignorancia. Empezó a perderse entre las anécdotas
a las cuales él no pertenecía, sino
Elliot era quien lo hacía.
No me dejaré molestar, es natural que quieran alardear
sobre esa fiesta, era lo que se decía. Se mostraba interesado aunque por dentro
sentía ira. Sus amigos no pretendieron darse cuenta de eso o lo hacían a propósito,
a ese instante no podía afirmar nada con certeza. ¿Estaba siendo puesto a
prueba? ¿Estaba siendo puesto de lado? ¿Estaba siendo ignorado? Quién sabe.
Poco más de un rato de conversación excluyente, su miedo se
hizo presente y de nuevo se aferró a las pocas cosas que aún estaban a su
alcance.
— Al parecer se han hecho muy amigos de Elliot. No lo pensé
así.
— Sí, es un tipo de lo más particular. Deberías dejar de
tirarle bronca y salir con él también.
— Bueno… no sé qué es lo que ven en él, es un enano
inmaduro nada más.
El círculo de amigos no secundó su afirmación. Llegando al
extremo de entregarle ciertas miradas recriminatorias.
— Deberías tomarte la molestia de conocerlo Joshua.
— ¡Pero! Él solo quiere separarnos.
— Quizás tú eres él único que se quiere separar. Nadie te
está excluyendo, pero tú ya sientes que él no debería hacer amistad con
nosotros. Él nos cae bien, no vemos por
qué debemos apartarlo.
Joshua se sintió aún más profundamente herido. Estaba siendo cercado en una soledad que no
era justa con él.
— Vale, está bien. Dejemos así, quizás soy yo el que está
equivocado.
No iba a ponerse a pelear, No había necesidad, ya habían
dejado claro su punto de vista. Elliot tendría que pagar por eso. Nada
justificaba tales acciones contra su persona ¿En verdad había sido tan malo lo
que había hecho? No lo creía así. Si lo veía, esta vez si iba a lograr que lo
dejara en paz.
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