16
Cedric
«Concierto»
Después
de la cita, no volvieron a hablar. Se resignó luego de intentar contactarlo
varias veces, siempre colgaba el teléfono en el primer timbre. Debería ser él
quien estuviera enojado, después de todo sabía cómo se sentía y se ponía
deliberadamente a tentarlo para que lo atacara. No cualquier persona se hubiese
controlado como él lo hizo en ese momento.
Las
ganas de besarlo y follarlo tan duro como pudiese eran tan desesperantes que la
última oportunidad que tuvo de volverse un criminal, la desechó siendo decente
con Perséfone. Estaba muy borracho, al final si era verdad que lo del licor no
era lo suyo.
La
única oportunidad que tendría de verlo sería en el concierto. Ese juego de frío
y caliente con Perséfone lo tenía cansado, pero su habilidad como artista no se
discutía de ninguna manera y su amor por la banda no tendría por qué verse
afectada por los incidentes producidos por un irresponsable. Así que decidió
que como fan que era quería apoyar, pero como un extraño iba a mantener a
Perséfone en una línea que no resultara de tan fácil acceso.
Estaba
confundido por la actitud de Perséfone y por más que tuviera autocontrol no por
ello desconocía las veces que estuvo tentado a hacer una locura. Las acciones
que se malinterpretaron esa noche ascendían a lo incontable y tuvo que
demostrar la paciencia que jamás había tenido que demostrarle a alguien. Pero
ese no fue su problema, en honor a la verdad, lo más desconcertante de la noche
fue conocer esa faceta tan molesta de ese hombre.
Para
qué iba a decirse mentiras, estaba acostumbrado a las personas caprichosas y a
ceder ante ellas, no obstante llegar al nivel de Perséfone lo hacía un
cataclismo. Lo había escuchado aspirar profundamente cuando se recostó en su
pecho y eso lo emocionó sin duda, pero en diez segundos estaba encerrado en el
baño sin dar respuesta hasta media hora después. Sin contar todos los cambios
de ánimo anteriores. Se veía desde donde estaba como alguien calmado y
analítico, ahora se daba cuenta que no podía estar más lejos de la realidad. Se
sintió extraño cuando se dio cuenta que a pesar de estar nervioso se comportó
como alguien más relajado de lo que esperaba.
Una
parte de él tenía ese instinto masoquista de querer estar con alguien
caprichoso, y entendió que había un límite que no había que cruzar. No toda la
gente es adecuada y no quería seguir mancillando la imagen que ya había
idealizado de Perséfone. Era el sentimiento contradictorio de quererlo conocer
más y a la vez no, para poder rellenar los espacios en blanco con conceptos que
consideraría que lo enaltecerían más.
Mañana
era el día de rellenar esos espacios amargos de su personalidad con su
actuación perfecta en el escenario.
***
Si
había quinientas personas, era poco. La fila alrededor del teatro casi daba la
vuelta a la manzana. Había jurado que no eran tantos, pero se sorprendió al
verse hundido en ese mar de personas. Ya faltaban escasos veinte minutos para
que abrieran las puertas y gracias a su no muy planeada ruta estaba entre los
últimos. Se suponía que llegaría a las diez de la mañana para hacer la fila,
pero desgraciadamente por culpa de varios improvistos, entre ellos despertarse
tarde, llegó a las cuatro de la tarde a la fila.
No
había quedado de encontrarse con ninguno de los amigos del foro para ir al
concierto, no supo muy bien por qué no tenía ganas de sentirse que estaba
compartiendo y se estaba difuminando entre todo el mundo. Ahí estaba él solo,
en medio de una multitud, pero solo al fin de al cabo.
Entre
sus cavilaciones, llegó la hora de la función. Las puertas se abrieron y el
griterío por entrar se fue pasando de voz a voz cuando comenzaron a moverse.
Cuando al fin dio la vuelta a la manzana y logró vislumbrar la entrada del
teatro, cayó en cuenta que había dos filas, eso le pareció extraño ya que se
suponía que no había vip. Luego le
explicaron que aquellos que habían comprado la boleta hoy tenían la condición
de entrar de últimas.
Mientras
esperaba que fuera su turno de entrar, escuchó su nombre en alguna parte de la
fila del frente. Con insistencia se irguió para ver quién era y una mano
pequeña al fondo se agitaba. Un presentimiento le dijo que debía ser
«Alisson/Hades» la primera amiga que hizo en el foro y con la que seguían en
contacto. Llevaban chateando desde ese entonces y no habían acordado ninguna
cita para el concierto ya que ella siempre estuvo diciendo que no estaba segura
de poder asistir.
—
Cedric, me alegro verte, pensé que me tocaba estar en el concierto sola. Me
dijeron que hay sobrecupo y a los que compramos la boleta hoy nos toca ir a
unos palcos del segundo piso.
—
Entonces sigues estando sola, porque tengo lugar en el primer piso.
—
Te da igual ¿No? Estás casi de últimas. Vamos no seas malo.
—
Alisson… yo quiero estar...
Se
interrumpió a sí mismo, para después darse cuenta que era una estupidez querer
estar en el primer piso para tener la posibilidad de ver a Perséfone. Era
cierto, le daba igual estar donde sea, después de todo así lo viera estaría
ignorándolo.
—
Vale, ya ganaste, está bien, me voy contigo al segundo piso.
—
¡Genial! Entonces deja la fila y ven conmigo.
—
¿Y tu novio?
— Él no pudo venir, pero
te manda saludes.
— Vale, gracias.
Se dejó arrastrar por
Alisson e ingresó a la fila para el segundo piso. Ella le agradeció al chico
que le había guardado puesto y se excusó por meterlo en la fila.
— Nunca pensé que el día
de estar haciendo fila para un concierto de TUA haya llegado tan rápido.
— Yo no tuve que esperar
mucho.
—
Ya lo sé, don novato.
Alisson
era una chica que mediría alrededor de 165 cm, era muy delgada y tenía un
cabello castaño oscuro en un corte recto que estaba a la altura de los hombros.
En ese momento ostentaba poseer una camiseta que había diseñado ella misma
desde que se enteró del concierto. Tenía un color gris oscuro, con un letrero
que decía: «I come frome the underworld».
Aun siendo sencilla, le había gustado él hubiese querido tener algo parecido,
pero su ropa era tan normal como si fuera cualquier otro día menos el concierto
de TUA.
Los
gritos descontrolados de Alisson lo calmaron, paradójicamente. Quizás estar
contagiado por el sentimiento más primitivo de un fanático, era el antídoto más
fácil para curar toda la posible malinterpretación de su cita con Perséfone.
Por supuesto que no le había contado nada a nadie, ni siquiera había hablado
con Thanatos Nightmare, que por razones que desconocía había dejado de
conectarse al foro desde el mismo día que tuvo la cita con Perséfone.
—
Últimamente con mi novio hemos estado yendo a unos toques de otra banda, estaba
pensando en invitarte pero nunca estás disponible cuando van a tocar.
—
Tal vez el destino quiere que sea fiel a
TUA.
—
Y no me malinterpretes, que yo también soy fiel, pero esta banda que te digo es
buena en verdad.
—
Vale, avísame con tiempo para ir.
—
Eso me gusta. Mira, escucha esta canción.
Los
audífonos de Alisson llegaron a sus oídos gracias a ella saltando y tratando de
alcanzarlo. Él se agachó siendo condescendiente con la poca estatura de la
chica. La primera impresión que le dio la canción era de violencia. Era un
ataque tras otro tanto con la letra como con el ritmo tan poderoso. Eran
buenos, en eso no estaba mintiendo Alisson, pero no lo interpeló de ninguna
manera la melodía. Probablemente si esa canción estuviera en su reproductor,
sería de aquellas canciones que la gente mete cuando está en la etapa inicial
de gusto, pero al final termina reproduciendo las mismas tres canciones de
siempre.
—
¿Y? ¿Qué opinas?
—
Es buena, aunque el cantante no me gusta mucho.
—
Es joven, aprenderá a manejar su voz. También canta una chica en la banda, sólo
que lo hace en unas pocas canciones. No tengo ninguna aquí, pero creo que te
gustarían.
—
No podré decirlo hasta escucharla.
—
Confía en mí.
—
Vale, vale.
Alisson
siempre tenía tema para rellenar el tiempo que hacía falta para poder entrar al
teatro. Ya la fila en donde estaba se acababa y eso sólo mostraba que pronto
sería su turno. Un señor de logística empezó a organizarlos y dio las
instrucciones del teatro. Lo mismo de siempre, nada de armas, alcohol, drogas
ni comida. A Alisson le avisaron que tendrían que confiscarle su cinturón del
taches, pero ella no se molestó; una parte presentía que iba a ser así.
Después
de cuarenta minutos, el momento más esperado había llegado. Estaban en el palco
medio, la vista no era mala, pero la movilidad era terrible. Tenían prohibido
saltar, pogos, movimientos bruscos, todo por miedo de que alguien cayera. A lo
mucho estarían unas setenta personas allá arriba, y como se veía el público del
primer piso, era impresionante.
Si
estaba pensado para trecientas personas, podían jurar que estaban doblando el
número. Algunas cabezas se veían sobresalir de vez en cuando porque
saltaban para tratar de ver la
tarima. En ese momento Cedric se alegró
de estar en el segundo piso.
— ¿En qué momento se hicieron tan populares?
Alisson
estaba conmovida era como ver a sus bebés crecer o algo así. Pero era cierto,
en los toques en los bares nunca se había pensado que la banda ya tuviera esa
proyección. No hacía más de seis meses podría decirse que eran unos don nadie y
quizás lo siguieran siendo, pero eran seiscientas personas menos don nadie que
otros.
Estuvieron
hablando de sus impresiones sobre el teatro y la logística. No se sintieron
propiamente bien, pero no era un mal lugar. Las luces se fueron apagando y se
escuchó la máquina de humo empezar a soltar los primeros chorros. Los gritos
del público retumbaron de una manera que no había sentido antes. Realmente las
personas estaban sacando todo lo que tenían en los pulmones en ese
momento.
El
juego de iluminación de la tarima había mejorado mucho, como era de esperarse
de un teatro. No salió nadie a pesar de escucharse el bajo con toda su potencia
y eso impacientaba más a la gente, era como golpearle el vidrio a una pecera
sólo por diversión de asustar a los peces.
Se
alegró de nuevo de estar en el segundo piso cuando vio esos quinientos cuerpos
empujarse contra la baranda de seguridad que habían colocado al frente. Fueron
ellos los que primeron entendieron que ya empezaba a salir Hades gritando
mientras el bajo estaba más arriba de sus hombros. No escuchó bien lo que dijo
pero los de las primeras filas comenzaron a casi hiperventilar. Después
consecutivamente los integrantes hicieron su aparición como era de costumbre, y
una vez estuvieron todos en la tarima, Ares calló a la multitud.
—
¡Buenas noches gente!
La
gritería que le contestó a Ares era igual de intensa a la que había intentado
callar.
—
Esta noche es muy especial para nosotros, por ver crecer nuestra banda a este
punto. Nunca nos imaginamos que fuéramos a llenar hasta el palco. — Alzó la
mano saludando a la gente del segundo piso. — Y por eso mismo quiero contarles
varios acontecimientos que vamos a celebrar con este concierto. El primero, es que
fuimos invitados a la estación de radio R**** para presentarnos como joven
promesa.
No
alcanzó a terminar y la gente ya estaba aplaudiendo y chiflando como locos.
Todo el mundo estaba muy contento de sentirse cada vez parte de algo más
grande.
—
Gracias, lo segundo es que oficialmente estamos trabajando bajo el nombre de
una disquera.
La
gente saltaba y gritaba llenando el teatro de una euforia exagerada. En un
momento, en tres años de un momento para otro las cosas eran totalmente
distintas. Cedric no sintió el cambio tan abrupto como otras personas, pero
definitivamente debió suponerlo cuando ya había tantas personas en el foro.
—
Y por último, celebramos mucho que la mamá de Perséfone nos esté acompañando
hoy.
Hubo
un tiempo de respuesta de milisegundos hasta que todo el mundo gritara. Todos
estaban mirando a su compañero pensando que la mamá de Perséfone fuera su
vecina, pero obviamente no se encontraba allí. Salió detrás del telón y se
acercó a Thanatos quien estaba más cerca de ella. Se vio claramente que la
guiaba hasta el micrófono y le quitó la palabra a Enzo. Quizás otra persona
estaría avergonzada de que su mamá estuviera en la tarima, frente a cientos de
personas y sin saber qué iba a decir, pero se veía que Perséfone no era ese
tipo de gente.
—
Ustedes… — comenzó la señora a hablar. — muchos de ustedes se creen el fanático
número uno de la banda, pero déjenme les digo, yo no vine a este concierto así
de vieja como estoy sólo por mi hijo, es porque les gano a todos ustedes ¡Soy
la fan número uno de aquí! ¡Disfruten desde el piso que yo estaré aquí en la
tarima! — y su risa terminó lo que se suponía era un insulto o un reto.
Eso
podía considerarse una afrenta, pero nadie lo tomó así. La gritería que le
dieron a la mamá de Perséfone fue incluso más grande de la que había recibido
la banda. La gente realmente estaba encantada con la señora y su energía;
aumentaron la presión de sus gritos cuando Franzeska hizo el signo con su mano
de que iba a estar «rockeando».
De
nuevo Thanatos la llevó a su silla detrás del telón y se volvió a poner en
posición. Oficialmente comenzó el concierto. Las luces se volvieron tenues y
para cambiar, decidieron empezar con unos covers
que habían hecho hace tiempo. Alisson no cabía de la dicha e incluso se agarró
del brazo de Cedric para saltar más
alto.
La
secuencialidad de las canciones fue muy al azar, pero a nadie le importaba. Se
sentía totalmente diferente a las veces anteriores, la calidad del sonido, la
multitud, la iluminación, el espacio en la tarima, todo. Cedric estaba saltando
sin poder sobrepasarse ya que de por sí era alto, seguramente rompería el techo
si saltaba a toda potencia.
Llegaron
a la mitad del concierto y hubo una pausa inesperada apenas se acabó la canción
que estaban tocando. Volvieron a encender las luces y la banda dejó sus
instrumentos en el piso. Todo el mundo pensó que había pasado algo, pero al
poco rato sólo salieron Ares con Perséfone y una guitarra acústica.
— Esta canción es nueva. Queremos compartirla
con ustedes y espero les guste.
Inesperadamente
Perséfone tomó el micrófono, nunca había hecho eso.
—
Esta es una canción que no tiene mucho que ver con el trabajo que hemos venido
haciendo, esto incluso no es rock, pero queríamos compartirla con ustedes.
La
gente aplaudió y los vio acomodarse a cada uno en su lugar. Perséfone se sentó
en una butaca y Ares se quedó de pie. Los primeros acordes fueron graves y
fueron acelerando hasta quedar con un ritmo promedio para las baladas. Enzo
empezó a cantar y todo el mundo comenzó a balancear las manos de un lado para
el otro. Cuando llegaron a la segunda estrofa, Cedric sintió como si esa
canción estuviera dedicada a él, quería negar cualquier tipo de posibilidad,
pero no había mucho lugar a malinterpretaciones.
«Lo más difícil de estar a tu lado es
saber que dejaré de ser yo mismo
Lo más difícil de no estar a tu lado es
que tampoco lo seré
Pero quiero que sepas, que hay una fuerza
que no puedo dominar
Esa fuerza se encuentra en tus ojos,
Tan azules como el mar y tan profundos como el
cielo
Perdóname si no soy lo que esperabas que
fuera
Después de todo… soy un cobarde»
Sus
ojos se aguaron pensando que tal vez era cuestión de darle otra oportunidad,
que no era tan malo ese juego que estaba siendo muy exigente con él. Era un ser
humano como cualquier otro, y sus defectos eran parte de él. Esa canción lo
superó. En verdad quería a ese idiota.
Alisson
se contagió de su sentimentalismo y también lloró con él. Ella se recostó
contra su brazo y él le palmeó la cabeza. Se quedaron así durante toda la
canción. Cuando se acabó el último acorde, la gente aplaudió y chifló, nadie
gritó, al parecer a nadie le nació hacerlo, no era el mismo ambiente que antes
de la canción.
Poco
después volvieron a las mismas canciones de siempre y el concierto se alargó
mucho más de lo esperado. Nadie midió el tiempo y al parecer ni el hecho que se
les acabara el repertorio dejaba a nadie descansar. Habían pasado tres horas y
la gente quería más, pero la banda ya había acabado.
Después
de tres encore Enzo fue quien dio por terminado el concierto.
Tenía el cuerpo entumido, había hecho lo posible por enloquecerse pero el poco
espacio no era propicio. Alisson se recostaba contra él como un pequeño koala y
rogaba porque la cargara. Ella estaba peor de entumida porque tuvo que saltar
mucho más para poder ver bien.
—
Creo que no me podré mover en diez años. Estoy muerta.
—
Me duelen los pulmones, no sabía que eso pasaba después de gritar tanto.
Cuando
se fueron a dar la vuelta para salir, se encontraron con los señores de
logística pidiéndoles paciencia que debía desocupar por orden el lugar y ellos
debían esperar a que la entrada del teatro se despejara. Los tuvieron en el
pasillo del segundo piso que conectaba con las escaleras.
Alisson
comenzó a hacer bromas tontas con Cedric, pero el cansancio hacía que en verdad
le hicieran gracia. Llegó a un momento que no pudo contener la risa y se
salieron unas carcajadas ahogadas por el dolor en los pulmones. Ella comenzó a
jalar de sus mangas molestándolo y él no podía dejar de reír.
Después
de veinte minutos la gente comenzó a bajar las escaleras y ellos los siguieron.
Alisson seguía bromeando y Cedric estaba encantado con los chistes que hacía.
Cuando llegaron al primer piso, Cedric por instinto volteó a mirar a las
puertas del teatro del primer piso y vio a Perséfone en el medio de la sala.
Estaba rodeado por unos cuantos fanáticos que también se habían dado cuenta que
Perséfone había bajado de la tarima y lo estaban acosando.
Detuvo
su paso un minuto teniendo un debate interno sobre si ir con él o no. Al
parecer Alisson todavía no se había dado cuenta y por eso seguía insistiendo
que deberían salir ya. Alisson le agarró de la manga y lo fue arrastrando, en
ese momento de camaradería, fue que se encontraron sus miradas. Perséfone se
había percatado de él incluso en la pequeña multitud. Lo vio con intención de
alzar el brazo para saludarlo y le dio miedo. No quería que nadie supiera que
los dos se conocían por fuera de los ámbitos artísticos y decidió voltearse
rápidamente e irse riendo con Alisson que aún no se había percatado de nada.
Aunque
hubiese querido olvidar la cara de sorpresa que puso Perséfone cuando lo
ignoró, obviamente no pudo. Se sintió terrible, pero eso era por el mayor bien
de los dos. Era indebido que la gente se fuera aprovechar de él por la “cercanía”
con el guitarrista y tampoco era beneficioso para Perséfone. Ya había tenido problemas en el trabajo, incluso
él ya había ido a la sala de ensayos, era mejor parar ahí.
Sacó
su celular y le mandó un mensaje, era todo lo que podía hacer por esa noche.
«Thom…
gracias por la canción.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario